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viernes, 2 de noviembre de 2012

blog http://www.notasdefutbol.com/la-liga/lo-mejor-de-2009-el-ano-de-pep-guardiola

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El 2009 ha sido una año muy rico en personajes. Hoy por hoy, los mejores jugadores del mundo están en La Liga y mucho se ha hablado sobre el duelo Messi-CR9 (y lo que nos queda…), o sobre Xavi, Iniesta, Fábregas y Torres. Pero si hay un personaje que ha destacado por encima de los demás, no cabe duda de que el 2009 ha sido el año de Pep Guardiola.

Lo cierto es que el bueno de Pep fue el elegido por Joan Laporta para salvarse el culo. Con la afición muy mosca tras dos años sin títulos, un 60% de los socios votaron a favor del voto de censura contra la directiva, así que al megalomaníaco presidente culé sólo le quedaba la opción de encontrar a alguien que le sirviera de escudo. Y seguramente apelando a otro escudo, el que se lleva en la camiseta, Laporta consiguió convencer a Guardiola y éste llegó al banquillo tras un solo año en el filial.

Guardiola debutó como entrenador de Primera División (aún en 2008) cosechando un solo punto en dos partidos contra rivales muy inferiores, Numancia y Racing. En dos semanas, los malos agoreros, los profetas del apocalipsis, los hambrientos buitres carroñeros, comenzaron con el “dale que te pego” de que Guardiola estaba muy verde para sentarse en el banquillo del Barça. Que si no tenía experiencia, que si le quedaba grande el puesto, que si se iba a quemar antes de tiempo… Chorradas, como el tiempo se ha encargado de demostrar; y es que, como dice Quique Sánchez Flores, en el mundo de los entrenadores la experiencia es un peine que te regalan cuando ya te estás quedando calvo.

A comienzos de 2009 el Barça de Pep ya había cogido el punto. El equipo seguía formando con el 4-3-3 de Rikjaard pero muchas cosas habían cambiado. La presión ya no era cosa de algunos (recuerdo a Eto’o y Deco rompiéndose el culo mientras Ronaldinho vagueaba y se quejaba por cualquier cosa), sino una obligación colectiva. La defensa volvía a plantarse adelantada y, con la llegada de Dani Alves, varía sus movimientos en función del juego. Así, Pep dispone un 4-3-3 en defensa, pero cuando el equipo ataca, el lateral brasileño se suma a la ofensiva, formando un equilibrado 3-4-3 gracias a la basculación de los demás zagueros.

Otra práctica introducida por el de Santpedor ha sido la defensa en zona ante los saques a balón parado del contrario, variante no muy extendida en el fútbol actual. Por novedosa y arriesgada, ha sido una opción bastante criticada porque un buen número de los goles recibidos por el Barça fueron en este tipo de jugadas, aunque esto quizá se deba a que es en este tipo de lances donde hasta el equipo más pequeño te puede hacer daño, mientras que en el juego regular la mayoría de contrincantes apenas lanzaban un par de veces a puerta en todo el partido. Pero si el estilo de Guardiola tiene un elemento que lo caracteriza, ese es el modo en que el equipo comienza a jugar desde atrás.

La llegada de Gerard Piqué (apuesta personal de Guardiola que resultó ser todo un acierto y una verdadera ganga después de ver que se ha convertido en el mejor central del mundo), añadió un jugador más con habilidad para sacar el balón jugado; así, con Puyol jugando gran parte del año de lateral izquierdo, el Barça formó con Piquenbauer y Márquez de centrales, lo que inhabilitó la costumbre de los rivales de hacerle aclarados al central menos hábil. Todo el juego del Barça depende de la transición entre la zaga y el centrocampo y la máxima es la siguiente: si desde la defensa es capaz de sacar el balón jugado provocando un desequilibrio en la vanguardia enemiga, el balón podrá llegar a los jugones con más claridad y una vez ahí, todo cobra sentido. Con Xavi e Iniesta, más la aportación de Busquets, Touré y Keita (ninguno está cojo en esto de tocar la pelota), el Barça cuenta con un mediocampo de toque insuperable, por lo que todo está basado en que el contrario no sea capaz de crear un embudo en el medio y, para ello, es indispensable provocar una superioridad ya desde la defensa.

Algunos de los movimientos planteados en este sentido son realmente vanguardistas y no se habían visto en el fútbol de élite desde que se impidió la cesión del balón al portero. Cuando el equipo rival no espera al Barça en su campo y decide presionar la salida del balón, los centrales del Barça se colocan en las esquinas del área mientras que los laterales avanzan hasta la mitad de su mediocampo y el pivote defensivo recula hasta situarse en el centro de los cuatro zagueros. Esta solución la pudimos ver a lo largo de toda la temporada y fue llevada al extremo en la Final de la Copa del Rey frente al Athletic Club. Otro elemento novedoso es el movimiento de los centrales con el balón en los pies: Márquez y, sobre todo, Piqué muchas veces no buscan el camino despejado, sino que avanzan hacia los espacios ocupados por los centrocampistas, buscando que los rivales se sientan obligados a salirles al paso, dejando a su marca libre, lo que habilita al central para encontrar a su compañero libre. Pep cuida tanto estos detalles que hasta en los saques de banda tiene una serie de opciones preparadas desde la pizarra...

Además, es conocido por todos el trabajo de vídeo que realizan una serie de técnicos para que Vilanova y Guardiola puedan estudiar al contrario. Teniendo en cuenta que Pep es pupilo de Cruyff, es lógico que tenga cierta inclinación a realizar algunos cambios tácticos en los partidos más importantes, aquellos en los que cree que el rival también los estudiará a ellos. El mejor ejemplo de ello fue el cambio posicional entre Messi y Eto’o en el 2-6 del Bernabeu que puso a cada uno en su sito en la recta final de la campaña pasada: el camerunés formó en el extremo derecho, con órdenes claras de que debía sacrificarse, mantener al posición y no buscar el centro, mientras que La Pulga se situó en el centro del ataque, pero más como un mediapunta que como un ariete. Así, sin un delantero propiamente dicho, el Barça añadió un jugón más al mediocampo, confiando en que si vencían en esta zona, superar la lentitud de Metzelder y Cannavaro no sería un problema.

Pep Guardiola no contaría con experiencia en la élite pero tiene más fútbol en la cabeza que nadie. En esto, todos los que lo conocen coinciden: ya era entrenador cuando era jugador, no sólo en el campo, donde ordenaba, corregía, animaba, sino a todos los niveles. Si algo aparenta el de Santpedor es que tiene las ideas muy claras: sabe que el fútbol nace en los jugadores porque ellos son los que dan espectáculo, los que llenan estadios, pero entiende que sin una mano fuerte que los guíe, los equipos de fútbol son una pandilla formada por veintidós egos. Él está entre los jugadores y la directiva y sólo entiende una manera de trabajar: él manda en todo lo que tiene que ver en el equipo y no deja que las intrigas palaciegas le afecten ni a él ni a los jugadores. Durante este año que empieza mucho se hablará de la renovación, pero sólo habrá algo de cierto en todo ello: Guardiola sólo tratará su futuro con la directiva formada después de las elecciones, porque es un señor y su nobleza le impide aprovechar la coyuntura (a Laporta le encantaría dejarlo atado para que su sombra se alargue) para beneficiarse personalmente.

Tras quince meses como entrandor ha ganado la Liga, Copa y Supercopa españolas, la Champions League, la Supercopa Española y el Mundialito de Clubes. Seis de seis, lo que nadie había sido capaz de hacer y, además, todo ello en su primera temporada. Sea lo que fuere de él en el futuro, Guardiola ya forma parte de la Historia del fútbol.

En NdF | Especial 2009

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